El otro día se me acercó uno de esos jefazos supremos que todos tenemos, de los que no te dirigen la palabra ni la mirada durante el resto del año, se refirió a mi por mi nombre (uno procura pasar desapercibido) y me estrechó la mano mientras me obsequiaba con las habituales felicitaciones, acompañadas del deseo de que el año entrante sea al menos tan bueno como este. O tan malo, pensé para mis adentros, recordando la cantidad de meses que llevan haciéndonos la vida imposible. Hipocresía en estado puro en estas fechas tan entrañables.
Quién sabe que nos deparará el año maldito, las circunstancias sociales, económicas y políticas son difíciles, los tiempos que nos tocan vivir parecen ir a peor y parece que no hay quien lo remedie a corto plazo, así que de momento nos conformaremos con que no se acabe el mundo tal y como auguraba la profecía maya. En lo personal será complicado no mejorar uno de los años mas tristes de mis treintaytantos por no decir el peor, aunque tampoco lo descarto, quizás aun quede caída hasta tocar el fondo, y no estoy seguro de querer saberlo.
En cualquier caso, y como lo valiente no quita lo cortés, les deseo lo mejor para el futuro inmediato, especialmente en lo que se refiere a salud y trabajo. De esto por favor que no nos falte, de otros privilegios que disfruten los mas afortunados. Consolémonos en la medida de lo posible pensando que hay muchas personas sobreviviendo en condiciones infrahumanas y seamos felices con poco mientras tratamos de hacer el mundo un lugar mejor dentro de nuestras posibilidades.
ágætis byrjun, que en el islandés de Sigur Rós quiere decir algo así como un buen comienzo.
PD: la fotografía que acompaña esta entrada fue tomada por un servidor en el magnífico Conjunto Etnográfico Os Teixois (Taramundi) el 31 de diciembre de 2009. Entorno paradisíaco en la frontera astur galaica de obligada visita, donde olvidarse del reloj y del mundo.