domingo, 8 de noviembre de 2009

Zonas Húmedas - Charlotte Roche 2009

Este es uno de esos episodios en los que el marketing se la cuela al iluso cliente cegado por la buena voluntad. Buscando algo con qué sorprender a la parienta esperé estoicamente hasta el mismo día de lanzamiento para ir del todo convencido a comprarlo, primera edición y además de Anagrama, como a ella le gustan, iba a quedar como el rey del mambo por el módico precio de 16 Euros y un par de paseos a la Casa Del Libro. La novela, en gran parte autobiográfica, no podía venir mejor avalada, más de un millón de ejemplares vendidos en Alemania, los halagos llovían y las críticas especializadas no podían ser más esperanzadoras, a saber:

«Charlotte Roche ha realizado una hazaña verbal casi imposible de lograr. Nos reconcilia con lo vergonzante que envuelve el principio de toda seducción. Con su ejercicio en la cuerda floja consigue indultar al grotesco cuerpo, redimiendo así al erotismo de su subyugación ante la imagen perfecta» (Ingeborg Harms, Frankfurter Allgemeine Sonntagszeitung).

«Una incursión en los últimos tabúes de nuestra época. Una obra audaz, sincera, inteligente, incluso comprometida, que es, para algunos, símbolo de un nuevo feminismo» (Elsa Vigoureux, Nouvel Observateur).

«Tragicómico y tierno, Zonas húmedas tiene la fuerza de una escritura perfecta, cristalina, en absoluto interesada en la provocación, pues arrasa con los tabúes sobre el sexo» (Stefano Jorio, Liberazione).

«El libro más impactante que se haya escrito jamás sobre el cuerpo de la mujer» (Ed Caesar, The Sunday Times).

«Explícita, a menudo escabrosa, pero también sorprendentemente lograda novela, que evoca la voz de Salinger en El guardián en el centeno, la perversión de Ballard en Crash y el ideario feminista de Germaine Greer en La mujer eunuco» (P. Oltermann, Granta).


Como apenas encontré un par de comentarios negativos, no les quise hacer mucho caso, pensando en que se trataba de los típicos meapilas retrógrados que se escandalizan cuando leen la palabra pilila. Así que me quedé omnubilado ante semejante nube de virtudes, imposible resistirse, quién lee esto y no piensa que ha encontrado poco menos que la piedra filosofal: erotismo, fantasía, seducción, fetichismo, ternura, feminismo recalcitrante y por encima de todo, provocación, polémica, transgresión de la buena finamente hilada con aguja de plata...

Días después de la entrega la agasajada me adelanta que no es lo que esperaba, y que me lo presta a fondo perdido para que lo compruebe, pero me sigo resistiendo a creermelo, porque oiga, soy un tipo de mente abierta y no me escandalizo tan fácil. Hasta que me doy de bruces con la realidad, después de leer el primer capítulo uno espera que apenas sea una introducción, y que la trama gire en cualquier momento hacia unos derroteros más dignos. O que en el peor de los casos será un cúmulo de pornografía gratuita cuando menos entretenida. Nada. No hay lugar para la esperanza, solo para la frustración, tanto del lector como de la protagonista, siendo esta el denominador común durante toda la obra en la continuidad de experiencias varias propias de una mente trastornada, carentes de cualquier tipo de interés.


Entiendo que a las personas más sensibles les pueda parecer escatologicamente asqueroso, pero no es mi caso, simplemente me parece anodino, vacío y vulgar. Apenas un puñado de momentos en los que la lectura me permite esbozar una sonrisa de complicidad, pero eso es todo. Lo que pretende ser un ejercicio de originalidad como derroche de imaginación se queda en el intento, y quien sea capaz de afirmar que este relato goza de cualquier tipo de calidad literaria pocas páginas ha pasado en su vida más allá del Interviú. Desconozco el calado mediatico que pueda tener Charlotte Roche en el país teutón, pero no se me ocurre otra razón para explicar el revuelo que ha montado tan poquita cosa y mucho menos el éxito logrado.

5/10


Ni revoluciona, ni sorprende, ni agrada, no pasa del mero entretenimiento, y por momentos ni eso.

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